El 28 de agosto de 2019 nos despedimos de la ciudad de Celendín, Cajamarca (Perú). Atrás quedaron miles de experiencias vividas que nunca olvidaremos.
Comenzamos nuestra andadura por estas tierras de la mano de nuestras compañeras Noe e Irma. Con ellas recorrimos los lugares más
emblemáticos de Perú y pudimos comprobar que compartíamos el mismo espíritu Vedruna, a pesar de trabajar en colegios muy distantes de la geografía española.
Una semana después nos trasladamos a Lima, concretamente a la comunidad del Ermitaño, uno de los barrios marginales de esta enorme ciudad. Aquí ayudamos a la adecuación de un aula para que los niños tuvieran un lugar acogedor para poder reunirse y disfrutar de actividades y juegos.
Pudimos vivir momentos inolvidables y compartir situaciones con personas tan entrañables, que siempre tendrán un hueco en nuestro corazones.
Durante las siguientes semanas desarrollamos nuestra labor en la ciudad de Celendín y los distritos que la componen.
Visitamos las distintas Comunidades que están asistidas por el Proyecto Promotores, coordinado por la hermana M. Carmen Hernández, carmelita Vedruna, quien nos ayudó y nos guió desde Villena para realizar el Voluntariado Internacional Vedruna.
Gracias a estas visitas pudimos ver cómo se desarrollan los proyectos de “Mejora de cocinas” y “Mejora de los baños” en los que nuestro Colegio lleva trabajando desde hace varios años.
Fuimos acogidas por todas las familias con muchísimo cariño y gratitud. Desde aquí mandamos un fuerte abrazo a todos/as los componentes de la
Junta Directiva de Promotores de Salud porque realizan una labor muy importante con las personas de las zonas del campo más desfavorecidas.
La penúltima semana de nuestro voluntariado realizamos nuestra experiencia docente en los colegios de Ramoscucho y Velásquez. Allí trabajamos
durante una semana en unas condiciones muy duras, pero conseguimos llenar de alegría e ilusión a muchos niños que nos dieron una lección de
vida, pues estos colegios de la montaña no cuentan con las condiciones a las que estamos acostumbradas a ver en nuestro país.
Estos niños y niñas son el reflejo de la lucha y la constancia para lograr un futuro mejor, ya que muchos de ellos recorren hasta dos horas para poder llegar
al colegio, en unas condiciones climatológicas de gran dureza, muchísimo frío y un terreno muy montañoso.
Fueron unos días compartiendo clases y actividades que nunca olvidaremos y que nos servirán de inspiración en nuestra labor educativa y con
nuestros alumnos.
La última semana compartimos nuestra experiencia de Voluntariado Internacional con los alumnos de Secundaria del colegio Coronel Cortegana,
donde la Hermana Martha Moran desarrolla su labor educativa. Esta última etapa también nos marcó. Intentábamos despertar la solidaridad en
los alumnos más mayores de este centro, con el fin de que nazca en ellos la actitud de la ayuda hacia los demás.
Estos valores de solidaridad, amor y compromiso ante la vida son los que nos han guiado en todo momento.
Atrás quedan días de dureza pero muy gratificantes, que siempre perdurarán en nuestra memoria.
Nuestro más sincero agradecimiento a todas las Hermanas Carmelitas de La Caridad, que nos acogieron en sus casas, nos cuidaron y acompañaron durante las semanas que pasamos en este precioso país. Hemos podido comprobar que “Somos Vedruna, somos familia” y nuestra línea educativa es la misma en todos los lugares del mundo.
“Todo por amor, nada por fuerza”. “La alegría, nuestra principal virtud”.
Que Santa Joaquina de Vedruna siga guiando a las Hermanas en su misión y a nosotros como docentes en nuestra labor educativa diaria.
Joaquina, ¡hace falta gente como tú!
Silvia Hernández y Mª Jesús Bartolomé.