¿Se puede enseñar a vivir? ¿Se puede aprender a vivir? La vida es cambio.
A lo largo de la vida estamos en un proceso de cambio constante que afecta a todos los ámbitos de la misma: físico, intelectual y emocional, de autonomía, de relación social, y de maneras de vivir los valores y la espiritualidad. Nuestra función como educadores es acompañar a las personas en este proceso de cambio. Tenemos que ayudar a dotar de sentido a estos cambios.
Cuando los cambios tienen sentido implican crecimiento:
- En el ámbito físico, donde su visualización es evidente.
- En el ámbito del intelecto y de las emociones: aprendemos a lo largo de toda nuestra vida y somos siempre capaces de integrar nuevos aprendizajes.
- En el ámbito de la autonomía personal, donde pasamos de ser absolutamente dependientes a convertirnos en completamente autónomos, libres y responsables (por lo menos es lo que pretendemos).
- En el ámbito social, con la potenciación de relaciones humanas fraternas y solidarias
- En el ámbito de los valores, primero heterónomos y centrados en el egocentrismo para pasar a ser más autónomos y con criterio.
- En el ámbito de la espiritualidad y del hecho religioso, entendido primeramente desde la magia, para convertirnos en personas que somos capaces de encontrarnos con nosotros mismos, con los demás y con el misterio de la vida, adoptando creencias propias.
- También cuando hablamos de educación, hablamos de cambio. Cuando una persona, sea niño, joven o adulto, realiza un aprendizaje significativo (de conceptos, de procedimientos o de valores) decimos que se transforma, que crece.Educar, acompañar a los alumnos, es ayudar también al cambio. Es necesario el cambio con sentido y orientado a la transformación positiva de cada persona para que sea la mejor versión de ella misma.Debemos enseñar a vivir, debemos aprender a vivir una vida con un sentido no solo dirigido a nuestro perfeccionamiento personal. Si fuera así, seríamos muy egoístas. Debemos enseñar a vivir a personas que, además, quieran transformar, el mundo, que se entusiasmen y comprometan con la idea de que un mundo mejor es posible y que actúen para ser motores de las transformaciones deseadas y deseables.Para conseguirlo tendremos que enseñar/aprender a reflexionar sobre la propia persona. ¿Qué principios actitudes y valores tenemos en nuestra vida y la orientan? ¿Cuáles nos faltan? ¿Son coherentes con nuestro proyecto de vida? Sólo así seremos capaces de renovarnos para conseguirlo y ser, ahora sí, ESCUELA VEDRUNA, ESCUELA DE VIDA.